Según fuentes locales, en el centro sanitario -una institución cristiana perteneciente a la Iglesia Anglicana- había unas 2.000 personas que se estaban refugiando de los bombardeos tras evacuar estos últimos días de sus casas, una dinámica que se ha visto en la mayor parte de hospitales de la Franja.
La Cancillería colombiana aprovechó para volver a pedir que “las hostilidades entre las partes deben terminar de inmediato, para retomar las negociaciones de paz que estabilicen la situación y lleven a la coexistencia de los dos Estados”.
Se trata del primer pronunciamiento del Gobierno colombiano ante este ataque, que las organizaciones ya han calificado como un grave atentado contra el DIH, pues los hospitales no son objetivos militares, y que viene tras un inusual silencio del presidente, Gustavo Petro.
El mandatario, desde que comenzaron los ataques del grupo islamista Hamás contra Israel y la respuesta de este Estado contra Gaza, ha sido muy propenso a apoyar la causa palestina y publicar cientos de mensajes en sus redes sociales.
El domingo incluso amenazó con romper relaciones diplomáticas con Israel en respuesta a la decisión de ese país de suspender las exportaciones de material de seguridad por su postura ante la nueva guerra en la región.
“Si hay que suspender relaciones exteriores con Israel las suspendemos. No apoyamos genocidios. Al presidente de Colombia no se le insulta”, escribió Petro en la red social X (antes Twitter).
El presidente convocó “a América Latina a una solidaridad real con Colombia. Si no es capaz, será el desarrollo de la historia la que dirá la última palabra como en la gran guerra del Chaco”, dijo en una aparente referencia al conflicto entre Paraguay y Bolivia, librado entre 1932 y 1935, pero sin explicar la relación con la situación actual.