En la celebración, hombres y mujeres, jóvenes, viejos y niños de los pueblos uitoto, bora, okaina y muinane hicieron danzas tradicionales y tuvieron la oportunidad de dirigirse a las autoridades para reivindicar sus derechos.

Descendientes de los legítimos dueños

El catequista Reinaldo Giagrekudo dio la bienvenida en la lengua de los uitoto, tras lo cual todos cantaron los himnos de Colombia, del Amazonas y de La Chorrera, un caserío de unos 3.800 habitantes que en su mayoría viven selva adentro.

El presidente de la Azicatch, Ángel Eduardo Ceriyatofe, recordó que de esa asociación hacen parte 22 cabildos de los cuatro pueblos nativos que tienen su propio gobierno y gestión de recursos, aunque territorialmente están dentro del departamento del Amazonas.

“Nos autodenominamos los hijos del tabaco, la coca y la yuca dulce”, manifestó Ceriyatofe, quien pidió “que se siga investigando porque hay cosas que no se han escrito todavía de lo que sucedió en los tiempos de la Casa Arana”.

Además de ‘La vorágine’, las atrocidades de la industria del caucho fueron contadas en otra novela, ‘El sueño del celta’, del premio Nobel Mario Vargas Llosa, quien se basó en los informes que hizo Roger Casement, cónsul inglés en Río de Janeiro, que en 1910 viajó a la zona y denunció el régimen del terror.

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