Lujo y violencia

Armas de largo alcance, productos de lujo, camionetas de último modelo o fajos de billetes y funerales pomposos son algunos de los elementos de los que presumen estos grupos para transmitir a los más jóvenes un mensaje distorsionado de ‘los botines de la guerra’ mientras glorifican la violencia y venden una idea de camaradería y pertenencia que, en las zonas rurales, encandila a quienes se sienten solos o sin futuro.

Una porción importante de ese contenido de guerra sale de los departamentos del Cauca, Valle del Cauca, Nariño, Putumayo o Huila, según la ubicación que comparten los creadores, y donde se ha recrudecido la violencia en los últimos meses.

“El ruido, la desinformación, la contaminación les beneficia”, afirma Mario Morales, director del Observatorio de Medios de la Universidad Javeriana, quien considera que el uso de las redes sociales en el conflicto y en los procesos de paz en Colombia “ha sido particularmente decisivo, para bien y para mal”.

Por un lado, “buena parte de la información específica del conflicto ha llegado a través de las redes”, lo que permite mayor difusión, pero estas “son el escenario de ‘fake news’, de lenguaje de odio (…) el caldo de cultivo de odio y desinformación que genera este ambiente de confusión para el ciudadano común y corriente”, afirma.

“A través de las redes sociales se hace propaganda, ideologización” y, usualmente, los ciudadanos les otorgan una credibilidad “que no sabemos si se la merecen”, continúa Morales, quien destaca que utilizan la “emocionalización” para conectar con los que están del otro lado.

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