Jaime Gilinski, un nombre que resuena en el mundo financiero y empresarial de Colombia, ha logrado posicionarse como el hombre más rico del país, superando incluso a grandes figuras del mundo empresarial como David Vélez, CEO de Nubank.

Según la revista Forbes, su fortuna ha alcanzado los 10.700 millones de dólares, lo que lo convierte en el colombiano más adinerado y el séptimo latinoamericano más rico.

Este ascenso no ha sido producto de la casualidad, sino de una serie de movimientos estratégicos que lo han catapultado a la cima del poder económico del país, en gran parte gracias a su visión empresarial y a alianzas clave con actores políticos.

El poder de las OPAs y la compra de Nutresa

Uno de los movimientos más significativos de Jaime Gilinski fue su incursión en el Grupo Empresarial Antioqueño (GEA), una de las organizaciones más poderosas y tradicionales de Colombia. A través de una serie de Ofertas Públicas de Adquisición (OPAs), Gilinski logró adquirir una parte importante de Nutresa, la mayor empresa de alimentos del país. Este movimiento rompió con un enroque de más de medio siglo en el que las empresas del GEA compartían una estructura de poder cerrada y casi impenetrable.

La compra de Nutresa no solo representó un cambio radical en la estructura empresarial colombiana, sino que también le otorgó a Gilinski el control de una de las compañías más valiosas y estratégicas del país. Esta adquisición, realizada junto con socios árabes, permitió que Gilinski consolidara su posición como el empresario más influyente de Colombia.

La influencia de la política en su ascenso

Aunque Gilinski ya era un multimillonario antes de la llegada de Gustavo Petro a la presidencia de Colombia, es innegable que el apoyo del actual mandatario ha sido clave en su ascenso al estatus de más rico del país. Durante la campaña presidencial de Petro, Gilinski respaldó al presidente con su banco GNB Sudameris, lo que le permitió establecer una relación cercana con el gobierno.

Para muchos este respaldo no fue un hecho aislado. La administración de Petro, a través de la Superintendencia de Industria y Comercio, permitió el desenrosque del GEA, lo que le abrió la puerta a Gilinski para tomar el control de Nutresa.

Además, la relación con Petro también favoreció a Gilinski en otros aspectos. En 2024, la compañía de alimentos Nutresa dejó de entregar dividendos para destinarlos a programas de inversión en hectáreas de cacao, contribuyendo al programa de sustitución de cultivos en el país, lo que, a su vez, fortaleció las relaciones de Gilinski con los campesinos y el gobierno.

Otro aspecto crucial en el ascenso de Gilinski fue su manejo estratégico de los medios de comunicación. Es necesario recordar que la familia es propietaria de la revista Semana, un medio que ha jugado un papel fundamental en la configuración de la opinión pública en Colombia.

Un aspecto interesante de esta relación entre los Gilinski y la política es la figura de Vicky Dávila, la directora de Semana y ahora candidata presidencial. Dávila ha sido una figura clave en la estrategia mediática de los Gilinski, y su posible ascenso a la presidencia podría significar un refuerzo significativo para los intereses empresariales de la familia.

La pregunta sobre si los Gilinski financiarán la campaña de Dávila ha generado controversia. En una reciente entrevista, Dávila dejó claro que, como cualquier otro empresario que genera empleo en el país, no vería con malos ojos el apoyo de Gabriel Gilinski, hijo de Jaime Gilinski y propietario de Semana. Este apoyo podría consolidar aún más la posición de la familia Gilinski en el ámbito político y económico del país, asegurando una influencia aún mayor en las decisiones del gobierno.

Los movimientos de los Gilinski en Colombia han demostrado que la combinación de astucia empresarial, apoyo político y estrategia mediática puede llevar a una familia a posicionarse como la más poderosa del país. Jaime Gilinski ha sabido aprovechar cada oportunidad para consolidar su fortuna y su influencia, desde la compra estratégica de Nutresa hasta su estrecha relación con el gobierno de Petro. A medida que la familia Gilinski continúa ampliando su poder económico y político, se perfila como uno de los actores clave que definirá el futuro empresarial y político de Colombia.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *