Caída de precios y pérdidas económicas: el corazón del reclamo

El origen de la protesta radica en una profunda crisis de rentabilidad. Según datos de los mismos productores, el precio por carga de arroz ha caído en casi un 20% en menos de un año. En octubre de 2024, una carga de 125 kilos se pagaba en promedio a $235.000, mientras que hoy, ocho meses después, apenas alcanza los $170.000.

A esto se suma el desbalance entre costos de producción y precios de venta. Producir una hectárea de arroz cuesta cerca de $11 millones, pero los ingresos generados por su comercialización apenas superan los $9 millones, lo que significa una pérdida neta de $2 millones por hectárea sembrada.

“Estamos trabajando a pérdida. Cada día se siente más el abandono del Estado. Nos prometieron ayuda y solo nos siguen enterrando en deudas”, señaló un productor de Tesalia, Huila, consultado por Kienyke.com.

El reclamo por importaciones y falta de acuerdos reales

Otro de los grandes puntos de descontento es el ingreso de arroz importado desde países con mayor nivel de tecnificación agrícola y subsidios estatales. Esto ha obligado a los productores colombianos a bajar aún más sus precios para competir en el mercado, sin contar con las mismas condiciones.

Muchos de los manifestantes también cuestionan el papel del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural (MADR), que el pasado 14 de julio realizó una reunión en Bogotá conocida como la “Mesa Nacional del Arroz”. Sin embargo, Dignidad Agropecuaria denunció que ninguno de los arroceros movilizados fue convocado a ese espacio, calificando la mesa como ilegítima y desconectada de las verdaderas necesidades del sector.

¿Y los acuerdos de marzo?

En marzo de 2025, los arroceros ya habían alertado al Gobierno sobre la crisis que se avecinaba. En ese momento, se prometieron ayudas económicas, incentivos por tonelada comercializada y subsidios para fertilizantes. No obstante, muchos productores afirman que los acuerdos se quedaron en el papel y que los recursos prometidos nunca llegaron a quienes realmente los necesitaban.

“Las ayudas se las quedan los mismos de siempre. Por eso hoy estamos aquí, en la vía, arriesgando el sustento de nuestras familias, pero luchando por un campo digno”, manifestó un agricultor de Aguazul, Casanare.

Un llamado al diálogo real

Los productores insisten en la necesidad de abrir una mesa de negociación directa con el Gobierno Nacional que incluya a los verdaderos voceros del paro. Mientras tanto, las movilizaciones continúan, y con ellas, el llamado urgente para que el Estado escuche la voz de quienes día a día cultivan el alimento de los colombianos.

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