El turismo en Colombia es uno de los factores más llamativos y sostenibles, no es una sorpresa que muchos de sus destinos hayan tenido diversos reconocimientos en varios premios a nivel mundial. Su gente, su gastronomía y sus impresionantes paisajes naturales son los protagonistas de ese gran amor que turistas y locales le tienen a nuestro país. Pero a veces entre tantas joyas turísticas es difícil quedarse con solo una e incluso conocerlas todas.

Comencemos porque Colombia celebra la inclusión de ocho de sus pueblos en la edición 2025 de los Best Tourism Villages, una iniciativa promovida por ONU Turismo que reconoce a las comunidades rurales comprometidas con la sostenibilidad, la preservación de su identidad cultural y la protección del entorno natural. La cifra es histórica, aunque con solo uno hubiese sido ganancia esta cantidad demuestro lo prometedor que es el turismo colombiano.

Uno de estos del que hablaremos el día de hoy por su potencial oculto es Sesquilé, un municipio cundinamarqués con profundas raíces indígenas, paisajes impactantes y un sólido enfoque en el turismo responsable. Se ubica a su favor a tan solo 45 kilómetros al noreste de Bogotá, en la provincia de Almeidas, Sesquilé se alza a 2595 metros sobre el nivel del mar y goza de una temperatura promedio de 14 °C. Lo que lo convierte en un destino ideal para los amantes del frío.

Su nombre proviene del idioma muisca y significa “Boquerón de la arroyada” o “Agua caliente”, evocando su legado precolombino. Fundado oficialmente en 1600, fue habitado originalmente por los muiscas, quienes lo integraban al territorio del Zipazgo dentro de la Confederación Muisca.

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