En esa reunión aprobaron una declaración conjunta para impulsar un canal permanente de comunicación para lucha contra el crimen organizado, más operaciones conjuntas que impliquen investigaciones financieras o dar más apoyo al proceso de institucionalización de Ameripol, la Comunidad de Policías de América.
Velásquez destacó que invitó a la UE a “articularnos de tal forma que tengamos la capacidad entre todos de enfrentar una criminalidad que es muy poderosa, muy violenta, con muchos recursos”.
Algo que en su opinión solo se puede lograr con “fortaleza de parte de los Estados”, que “compartan información, que vayan generando espacios de confianza para ese intercambio de de información”.
“Que quieran generarlos, nosotros estamos con toda la disposición e inclusive les hemos pedido eso”, agregó el ministro, que durante su estancia en Bélgica también visitó el puerto de Amberes (norte), una de las principales puertas de entrada de droga en Europa, especialmente de cocaína.
Velásquez explicó de primera mano a sus interlocutores europeos el plan de Colombia contra el narcotráfico, centrado en “asfixiar” a los narcotraficantes y dar un balón de “oxígeno” a los campesinos que cultivan la coca.
Tras erradicar forzosamente en veinte años más de tres millones de hectáreas de coca sin los resultados esperados, el Gobierno colombiano ha apostado por dar tierras para otros cultivos a los campesinos que quieran acogerse a ese plan.
Según explicó, para seguir el rastro del dinero de los narcotraficantes es necesario “generar confianza” con los socios internacionales, ya que ellos no tienen “fronteras ni nacionalidad”.
“Esos espacios que compartimos de trabajo conjunto contra el narcotráfico son los espacios que tenemos que aprovechar para generar confianza, que sepan acá que nosotros estamos actuando con toda responsabilidad y con toda la voluntad y la decisión para afectar el fenómeno”, enfatizó.
Velásquez vio fundamental que haya “más agilidad” a la hora de compartir información crucial para detectar a los narcotraficantes e incautar sus bienes, tanto en Latinoamérica como en Europa.
Defendió contactos directos entre policías, menos “engorrosos” que los canales diplomáticos o judiciales, siempre y cuando se garantice el respeto de todos los derechos y libertades.
“Sin vulnerar derechos, sin afectar garantías, porque tampoco se trata de eso, hay que ser respetuosos, absolutamente, de todas las garantías fundamentales de todos los derechos ciudadanos”, recalcó.