Los dos atentados más graves ocurrieron en Jamundí, un municipio vecino de Cali: el primero fue una motocicleta bomba que estalló en el centro del pueblo, que dejó un civil y dos policías heridos, y el otro un hostigamiento contra una estación de Policía de una zona rural conocida como Potrerito.

El tercero fue otro ataque contra una estación policial de Cajibío, en el departamento del Cauca, que fue repelido por el Ejército y no dejó muertos ni heridos; el cuarto fue una acción con drones en El Plateado, Cauca, que dejó tres soldados heridos.

En este sentido, el presidente colombiano, Gustavo Petro, indicó en su cuenta de X: “Con estos frentes no hay ni diálogo ni cese al fuego. En el cañón del Micay se desarrollan combates a fondo y por eso quieren diluir la ofensiva del Gobierno sobre este objetivo con bombas en otros lugares”.

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