Comunidades unidas contra la violencia

En el foro participaron también mujeres que trabajan por la paz y para restaurar el tejido social en sus comunidades, como la alcaldesa de San Jacinto, en el departamento de Bolívar, Merly Viana Pérez, y las lideresas del resguardo indígena Pialapi, Rosa Urbina, y de la Asociación de Mujeres Afrodescendientes del Cauca (ASOM), Gloria Estefan Bermúdez.

“No estamos afrontando de la misma manera la violencia como en el pasado, pero sí hay riesgo para los líderes”, manifestó la alcaldesa de San Jacinto, pueblo situado en los Montes de María, una región del caribe colombiano de las más golpeadas por la violencia de guerrilleros y paramilitares.

Según Pérez, “la gente tiene miedo” porque esos actores violentos han sido reemplazados por bandas criminales y delincuencia común que extorsionan y amenazan no solo a los líderes sociales sino a la gente del común.

“Lo que sí no estamos dispuestos es a repetir esa historia que se vivió en la época de la violencia”, dijo la alcaldesa.

La reproducción de los ciclos de violencia se debe en gran parte a la ausencia del Estado, que no tuvo una presencia integral en las zonas de las cuales se desmovilizaron las FARC, permitiendo con ello que otros grupos armados ilegales se tomaran esas áreas.

“Uno de los desafíos más importantes es la dificultad que tiene el Estado central para hacer presencia en los territorios; cuando se produce esa dejación de armas de la FARC quedan espacios vacíos en la medida en que el Estado no tuvo la rapidez suficiente como para establecerse en todos esos territorios y ahora enfrentamos el desafío de cómo combatir esa ilegalidad”, expresó Rosende.

El funcionario destacó el valor que tienen las comunidades organizadas para hacer frente a la violencia y la ilegalidad porque “cuanto más organizada está una comunidad, menos vulnerable es a la ilegalidad”.

A pesar de las dificultades, Rosende elogió los logros del acuerdo de paz con las FARC que el próximo domingo cumplirá ocho años.

“No son muchos los acuerdos de paz en el mundo que sobreviven a los primeros cinco años, por lo general, de acuerdo a la experiencia comparada, colapsan en los primeros cinco años. En Colombia llevamos ocho años y el acuerdo sigue”, dijo Rosende quien instó a continuar la implementación de lo pactado.

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