¿Qué puede hacer la familia de Maxi?
Sobre las vías que tiene la usuaria afectada, Fornieles explicó que todo depende del tipo de respuesta que esté buscando.
“Si la usuaria quiere que la empresa transportadora asuma las consecuencias administrativas por el deceso de su animal, puede radicar la denuncia o queja ante la Superintendencia de Transporte a través del canal habilitado en www.supertransporte.gov.co”, indicó.
Adicionalmente, si desea una compensación económica, puede interponer una acción de protección al consumidor. En caso de que no se llegue a un acuerdo con la empresa, existen otras rutas legales.
“Hay dos vías: una es la Superintendencia de Industria y Comercio, que tiene funciones jurisdiccionales, o pueden acudir ante los jueces de la República con el mismo propósito. También está la vía civil, en donde podrán iniciar un proceso de responsabilidad civil contractual”, agregó.
¿Qué sanciones pueden enfrentar las empresas transportadoras?
La Superintendencia advirtió que las empresas que aceptan transportar mascotas asumen una responsabilidad clara sobre la integridad del animal.
“El transportador que asume el transporte de un animal adquiere la responsabilidad de transportarlo sano y salvo a su lugar de destino”, explicó Fornieles.
“Si se llega a evidenciar que existe responsabilidad por parte del transportador, se le pueden imponer sanciones que van hasta los 2.000 salarios mínimos”, puntualizó.
Recomendaciones para empresarios y usuarios
Desde la Supertransporte, se hizo un llamado tanto a las empresas como a los pasajeros para garantizar la protección y el bienestar animal en este tipo de trayectos.
“Queremos reiterarle a los empresarios del sector transporte que es muy importante que definan si transportan mascotas o no, y que establezcan de manera clara las políticas, las den a conocer a los usuarios y también a sus colaboradores, que son quienes ejecutan el servicio”, afirmó.
Por su parte, a los viajeros se les recomienda anticipar estos escenarios:
“Planeen el viaje, informen al transportador que se van a desplazar en compañía de un animal, ya sea de asistencia o mascota, y cumplan con todas las condiciones y requisitos que se han establecido”, concluyó.
El caso de Maxi ha servido como recordatorio de que el bienestar animal debe ser una prioridad compartida. Mientras avanza la investigación y se determina si hubo negligencia, la sociedad clama por protocolos más claros y respetuosos con la vida de los animales de compañía.
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