¿Quién es Jorge Glas y por qué está en prisión?
Glas, cercano colaborador del expresidente Rafael Correa, ha ocupado cargos clave desde 2007, entre ellos ministro de Telecomunicaciones y vicepresidente. Sin embargo, su carrera política se vio truncada por múltiples procesos judiciales.
En 2017 fue condenado a seis años de prisión por asociación ilícita en la trama de sobornos de Odebrecht. Dos años después, en el caso “Sobornos”, se lo vinculó a un esquema de financiación ilegal de campañas políticas de Alianza País. Más recientemente, en junio de 2024, recibió una tercera condena: ocho años de cárcel por peculado, en el proceso conocido como “Reconstrucción”, donde se determinó que desvió fondos destinados a atender las zonas devastadas por el terremoto de 2016.
Actualmente, cumple sus penas en La Roca, la prisión de máxima seguridad de Guayaquil, adonde fue trasladado el 5 de abril de 2024. Ese mismo día, la policía ecuatoriana irrumpió en la Embajada de México para detenerlo, pese a que el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador le había concedido asilo político. El hecho desató un rechazo internacional generalizado.
Petro y su afinidad política con el correísmo
El presidente Petro ha mostrado en repetidas ocasiones simpatía hacia el correísmo. Durante la posesión de Noboa, llegó a referirse a Glas como un “preso político”, y ya había intervenido en instancias internacionales para denunciar su situación.
En esta ocasión, el mandatario colombiano afirmó en su publicación: “El ciudadano Jorge Glas obtiene su nacionalidad colombiana. Espero del Gobierno de Ecuador su entrega al Gobierno colombiano. Le agradezco al Gobierno de Ecuador este paso para la paz de las naciones”. El mensaje, que alcanzó a ser visto por millones de usuarios, fue borrado poco después, aunque dejó abiertas serias repercusiones diplomáticas.
Un escenario con consecuencias abiertas
Ecuador insiste en que, pese a que Glas pueda tener otra nacionalidad —además de la colombiana, posee pasaporte alemán—, sus condenas judiciales siguen en firme y deberá cumplirlas. Mientras tanto, la decisión de Petro, su posterior retractación y el silencio oficial sobre las razones de la eliminación del trino mantienen la incertidumbre.
Lo cierto es que este episodio suma un nuevo capítulo a la ya compleja relación entre Quito y Bogotá, marcada por choques recientes y por la incómoda cercanía política de Petro con el correísmo.

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