La situación en el Catatumbo, región de Norte de Santander, se ha convertido en un escenario de violencia incontrolable, que ha llevado al quiebre de los diálogos de paz entre el Gobierno colombiano y el Ejército de Liberación Nacional (ELN).

Así lo dio a conocer el presidente Gustavo Petro, luego de que Otty Patiño revelara el plan para asesinar a un asesor de paz de su equipo: “Lo que ha cometido el ELN en el Catatumbo son crímenes de guerra. Se suspende el proceso de dialogo con este grupo, el ELN no tiene ninguna voluntad de paz”, ordenó el jefe de Estado este viernes.

Cabe destacar que el pasado jueves 16 de enero de 2025, los enfrentamientos entre este grupo guerrillero y las disidencias de las FARC desataron una ola de muertes, desplazamientos forzados y heridas.

Más de 30 personas han perdido la vida y al menos 70 familias han tenido que abandonar sus hogares. ¿Qué está detrás de este quiebre en las negociaciones? A continuación, algunas claves para entender esta crisis.

1. La disputa territorial y el narcotráfico

El Catatumbo ha sido históricamente una región clave para el narcotráfico, lo que explica, en parte, la violencia y la disputa entre diferentes actores armados. El ELN y las disidencias de las FARC luchan por el control de los cultivos de coca y las rutas del narcotráfico, lo que se ha convertido en el motor principal de sus enfrentamientos.

A pesar de que hubo un cese al fuego bilateral en 2024, la falta de avances en las negociaciones y la reanudación de los combates sugieren que el interés por dominar esta área estratégica sigue siendo uno de los factores más poderosos en este conflicto.

2. Fracaso en las negociaciones de paz

A finales de 2024, el Gobierno colombiano y el ELN estaban en un proceso de acercamiento para iniciar un ciclo de negociaciones de paz. Sin embargo, este proceso se suspendió abruptamente, en gran parte debido a la reactivación de las hostilidades entre las partes.

Durante los meses previos, las partes habían logrado acordar un cese al fuego, lo que permitió una breve calma en la región. Sin embargo, la ruptura de este acuerdo y el recrudecimiento de los combates en enero de 2025 demostraron la fragilidad del proceso de paz y las dificultades para consolidar una verdadera desescalada.

3. El asesinato de excombatientes y la violencia contra firmantes de paz

Otro de los elementos más trágicos de este recrudecimiento del conflicto es el asesinato de excombatientes de las FARC que habían firmado el acuerdo de paz.

Al menos cinco de estos firmantes fueron asesinados en los últimos días en distintos municipios del Catatumbo. Los presuntos responsables de estos crímenes serían miembros del ELN, quienes habrían perpetrado los asesinatos como parte de su estrategia de control sobre la región. Este tipo de violencia contra quienes se habían comprometido con la paz refleja la complejidad de los procesos de reincorporación y la falta de garantías para los excombatientes.

4. Las amenazas del ELN y su impacto sobre la economía local

En un comunicado reciente, el ELN amenazó con atacar a empresas como Ecopetrol y gremios locales, incluyendo comerciantes y mototaxistas, a quienes acusa de colaborar con las disidencias de las FARC.

Estas amenazas han tenido un impacto directo en la economía de la región, ya que muchos comercios han cerrado y las actividades cotidianas se han visto paralizadas. Los enfrentamientos han afectado no solo a la población civil, sino también a las autoridades locales, como lo evidenció la amenaza contra el alcalde de Tibú, quien tuvo que abandonar su municipio y trasladarse a Cúcuta por su seguridad.

5. El rol del Gobierno y las expectativas ante la visita presidencial

El gobernador del Norte de Santander, William Villamizar, ha solicitado al presidente Gustavo Petro que se apersone de la situación en el Catatumbo. Según Villamizar, la región necesita un mensaje contundente del Gobierno para frenar la violencia y evitar más muertes. La visita del presidente se espera como un paso hacia la reactivación de las negociaciones y un intento por restaurar el orden. Sin embargo, la desconfianza y la polarización entre los actores armados y el Estado dificultan cualquier avance en la mesa de diálogo.

6. La respuesta del Ejército y el despliegue militar

Ante el aumento de la violencia, el Ejército Nacional, en coordinación con la Fuerza Aérea y la policía, ha comenzado a implementar un despliegue operativo en varias zonas rurales del departamento. Su objetivo es garantizar la seguridad en los corredores viales clave para el transporte, como el de Cúcuta a Tibú, que han sido blanco de los enfrentamientos. Sin embargo, la presencia militar ha generado más tensiones en la región, sin ofrecer una solución definitiva a la disputa entre el ELN y las disidencias de las FARC.

Las disputas por el control de los recursos relacionados con el narcotráfico, las tensiones políticas, las amenazas del ELN a empresas y la violencia contra excombatientes de las FARC son elementos clave para entender la escalada de esta crisis. Mientras las autoridades intentan gestionar la situación, la población del Catatumbo sigue sufriendo las consecuencias de este conflicto que parece lejos de llegar a su fin.

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