El presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, ha declarado que el país estaría dispuesto a usar armas nucleares proporcionadas por su aliado Rusia en caso de una “agresión” extranjera. Esta afirmación se produce en un contexto de crecientes tensiones en las fronteras de Belarús con las naciones de la OTAN.
Belarús ha desempeñado un papel clave en la reciente guerra de Rusia en Ucrania, sirviendo como plataforma de lanzamiento para la invasión rusa en 2022. Los simulacros militares conjuntos entre Rusia y Belarús han alimentado la preocupación de que las fuerzas bielorrusas puedan unirse a las fuerzas rusas en el conflicto.
En junio, surgieron informes sobre el envío de cabezas nucleares rusas a Belarús con fines “disuasorios”, según el presidente Vladimir Putin.
Lukashenko aclaró que, en caso de un ataque, Belarús “no se detendría” y utilizaría todo su arsenal de armas para disuadir. Aunque las autoridades estadounidenses y de otros países occidentales no han confirmado públicamente la transferencia de armas nucleares a Belarús, altos funcionarios de la Agencia de Inteligencia de Defensa de Estados Unidos afirmaron que no tenían “ninguna razón para dudar” de la afirmación de Putin.
Las tensiones regionales se han intensificado en Europa, con la presencia del grupo mercenario ruso Wagner en el norte de Belarús. Múltiples informes sugieren que las tropas de Wagner se dirigen hacia una franja de tierra entre Polonia y Lituania, aumentando la presión sobre la OTAN y la Unión Europea.
Lukashenko también abordó la situación en Ucrania, destacando que Rusia nunca renunciará a Crimea, anexionada ilegalmente por Rusia en 2014. Si bien afirmó que Rusia está abierta a negociaciones sobre Ucrania, subrayó que Crimea no será devuelta. Lukashenko expresó que cualquier conversación de paz sobre Ucrania debe incluir a Belarús, debido a los intereses del país en la región.
Las declaraciones de Lukashenko reflejan la complejidad y la sensibilidad de la situación geopolítica en Europa del Este y el papel que desempeña Belarús en medio de las tensiones regionales y el conflicto en curso en Ucrania.
El papel de Bielorrusia
Bielorrusia, bajo la batuta de Alexander Lukashenko, es un fiel aliado del Kremlin, pero durante el conflicto con Ucrania ha jugado a dos bandas, pues aunque ha organizado negociaciones entre delegados de los países en disputa y apaciguó las aguas ante la eventual rebelión de los mercenarios de Wagner, su territorio al mismo tiempo ha estado al servicio del despliegue militar del gobierno de Vladimir Putin.
“Hacia las 05:00, la región de Chernígov fue sometida a un bombardeo masivo de misiles. Veinte cohetes apuntaron contra el pueblo de Desna, lanzados desde territorio de Bielorrusia desde el aire”, publicó en Facebook a principios de agosto el mando Norte de las tropas ucranianas.
La más reciente ofensiva se produce en medio de otra situaciones que en los últimos días han tensionado mucho más el ambiente entre los dos países enfrentados, pues Maria Zakharova, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, expresó que “no se quedará sin respuesta” el reciente ataque ucraniano a un puerto petrolero de su país.